Enigmas sonorenses

HERMOSILLO, SONORA. MX. — Dice don Manuel Santiago Corbalá Acuña en su bien lograda biografía de don Rodolfo Elías Calles: “Desde tres o cuatro años antes de su fallecimiento, Rodolfo venía quejándose de su salud, tanto que algunos de sus amigos, al verlo robusto y al parecer sano, lo acusaban de ser un enfermo aprensivo, al que no aquejaba ningún otro mal que no fuera el que él mismo se imaginaba […] Pero sus quejas, por desgracia sí tenían un fundamento y no eran cosas meramente inventadas, y sus médicos tras de múltiples reconocimientos, exámenes y análisis vinieron conviniendo en que lo que en verdad tenía, era un mal originado en su aparato circulatorio: Un “insuficiencia mitral”, que hacía deficiente el riego sanguíneo en su cerebro”.

 

 

Don Rodolfo estaba por cumplir los 65 años. Nació con el siglo, en Guaymas, el 30 de junio de 1900. Dice su acta de nacimiento: “En la ciudad de Guaymas de Zaragoza, a las 12 horas de la mañana del día 14 de julio de 1900, ante mí Carlos Navarro, juez del estado civil de esta municipalidad, constituido en la casa número 102 de la avenida Hidalgo, residencia del ciudadano Andrés Chacón, compareció el ciudadano Plutarco Elías Calles de 26 años de edad, natural y vecino de este Puerto casado, profesor de educación primaria; y me presentó un niño vivo nacido a la 1 de la mañana del día 30 de junio Pmo. pasado (sic) a quien puso por nombre Rodolfo, hijo legítimo del compareciente y de su esposa la señora Natalia Chacón de Elías Calles de 21 años de edad, casada, natural de Mazatlán”.

 

 

Formado académicamente en administración en los Estados Unidos, Funcionario de la Compañía Bancaria, Mercantil y Agrícola de Sonora S.A., Tesorero en el gobierno de Alejo Bay (1923-1927), Rodolfo Elías Calles trasladó su residencia a Cajeme (aconsejado por el general Obregón) a principios de 1925, donde se estableció como agricultor de 400 hectáreas —que desmontó, canalizó, niveló y acondicionó— en el campo 79. Dirigió la casa bancaria Rodolfo Elías Calles y compañía, la primera establecida en Cajeme. Estuvo por un tiempo fuera de Sonora en El Mante, Tamaulipas, atendiendo sugerencias familiares.

 

 

Es electo gobernador de Sonora para el período 1931-1935 se va a la ciudad de México como secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, del gobierno de Lázaro Cárdenas, a quien mucho ayudó —entre 1932 y 1933— para cabildear su candidatura ante el ex presidente Plutarco Elías Calles. A la ruptura entre Cárdenas y Calles, renuncia a su cargo en el gabinete del michoacano y se maneja con gran discreción política.

 

 

Regresa a Cajeme en 1937, reanudando sus actividades agrícolas en su hacienda Santa Bárbara en el campo 604, ya con la nueva nomenclatura del Valle del Yaqui. Durante su gobierno había creado la Escuela Agrícola Experimental del Valle del Yaqui. Ya en Cajeme funda la Unión de Crédito Agrícola de Cajeme, S.A. de C.V., concesionario de la General Motors y distribuidor exclusivo de Motores Perkins. También vendió llantas.

 

 

Partidario de la educación y la investigación, donó 100 hectáreas para el campo experimental que sirviera en los inicios a Norman Bourlag, para avanzar en sus investigaciones agrícolas que lo llevaron a obtener el premio Nobel de la paz en 1970. Fue un pilar también en la fundación del CIANO.

 

 

Tiempos aquellos de consolidar amigos: Francisco P. Valenzuela, Flavio Bórquez, Manuel Escamilla, Francisco Terminel, Crisógono Elizondo, Faustino Félix Serna y Eduardo Vargas Martínez, entre otros.

 

 

Don Rodolfo aceptó la invitación que le hicieran tanto el presidente Adolfo Ruiz Cortines como el gobernador Ignacio Soto, para buscar la presidencia municipal de Cajeme para el período 1952-1955. Su cuerpo de regidores fue de antología: Faustino Félix Serna, Saturnino Saldívar, Julio Schwarsbeck, Ramón Cota Borbón, Rubén Henry Meza y Francisco Ruiz Avilés. Igual sus colaboradores en el área administrativa, donde destacaron Jesús Corral Ruiz en Acción Cívica y Ángel López Gutiérrez en Finanzas.

 

 

Siendo ya candidato a la presidencia de la República Gustavo Díaz Ordaz en 1963, le pide al presidente del PRI Alfonso Corona del Rosal que se comunique con Rodolfo Elías Calles, para pedirle acepte la candidatura a senador por Sonora para el período 1964-1970. Don Rodolfo no aceptó cuando Corona le dijo que su compañero de fórmula sería el constituyente Juan de Dios Bojórquez. “Dígale al señor candidato Díaz Ordaz que le agradezco su deferencia, pero así no, con Bojórquez no” contestó Elías Calles a Corona del Rosal que le volvió a insistir sin mayor éxito. ¿Cuál fue el problema que distanció a la familia del expresidente Calles de Bojórquez, que provocó incluso que la única corona fúnebre devuelta en el velorio del expresidente en 1945 fuera precisamente la del constituyente de San Miguel de Horcasitas?. Un enigma.

 

 

Dice Corbalá: “A los sesenta y cinco años de edad, en la víspera del aniversario de su natalicio, que tendría lugar al día siguiente, terminó sus días éste sonorense ejemplar… Sus restos, para dar cumplimiento a su última voluntad fueron trasladados a la ciudad de Hermosillo, donde fueron sepultados en el panteón civil (Yáñez), el 30 de junio de 1965”.

 

 

¿Por qué no fue sepultado en Cajeme, donde tanto hizo por su gente, o en Guaymas, de donde era originario? Otro enigma.

 

 

 

Entre otros homenajes póstumos, los presidentes municipales de Cajeme, Ángel López Gutiérrez (1965), y el de Guaymas, Enrique Ramonet Valdez, llevaron a sus cabildos las iniciativas para ponerle el nombre de don Rodolfo a avenidas importantes de sus municipios.

 

 

Dice la historiadora Laura Alarcón Menchaca que: “Los Maytorena fueron una de esas familias acaudaladas de Sonora que provenían de la zona vasca del norte de España. Se asentaron inicialmente en San Miguel de Horcasitas, población ubicada al noreste de Hermosillo y al oeste de Ures, antigua capital de Sonora. Posteriormente se trasladaron a San José de Guaymas”.

 

 

“Por su parte Santos Tapia nació en San Miguel de Horcasitas en el año de 1841. Fue hija de Ramón Tapia, quien llegó a Guaymas a ayudar al comandante Campuzano con 100 hombres de Horcasitas para atacar a los americanos que habían bombardeado Guaymas”. “Del matrimonio de ella con José María Maytorena Goycochea nacieron nueve hijos: José María, María, Guadalupe, Florencio, Clodomiro, Santos, Matilde, Luisa y Armida”.

 

 

José María Maytorena Tapia, el mayor, fue gobernador de Sonora en la convulsiva época de 1911 a 1915. Educado en escuelas de Estados Unidos, José María vivió las peripecias políticas de su padre al que nunca dejaron destacar los miembros del triunvirato que gobernó Sonora (Corral-Torres-Izábal) durante los años que gobernó México Porfirio Díaz.

 

 

José María la jugó directamente con Madero y desafiando al porfirismo construyó en Sonora para Madero uno de los grandes apoyos a su lucha revolucionaria. El 30 de julio de 1911 fue electo gobernador de Sonora, en fórmula con Eugenio Gayou como vicegobernador para el período 1911-1915. Su gobierno fue el de un auténtico reformador en materia educativa, laboral, administrativa y de pacificación en relación con la tribu Yaqui, a cuyos dirigentes les consiguió audiencia directa con el presidente Madero en 1912.

 

 

Las complicaciones para Maytorena inician con el asesinato de Madero y Pino Suárez, en febrero de 1913. La XXXIII Legislatura local se niega a reconocer a Victoriano Huerta como presidente de la República. Maytorena solicita licencia y se retira del Gobierno del Estado. Empiezan las tensiones con Obregón y Calles. Regresa al gobierno estatal y al final Maytorena, distanciado de Carranza, termina aliándose a Villa. Al término de su gobierno en agosto de 1915 (deja en el poder a Carlos Randall), se exilia en Los Ángeles, California. Sus adversarios le confiscan sus bienes (incautados los bienes de la testamentaria de su padre). “El inicio de un largo exilio que se prolongó poco más de 20 años” (Alarcón), con una estancia de nueve meses en la Ciudad de México en 1925 hasta que lo obligaron a salir de nuevo.

 

 

Decía Maytorena en carta a Eugenio Martínez: “El gobierno porque tiene el poder no tiene el derecho de seguir perjudicándome. No tiene derecho más que el de ser más fuerte. Con tomar una venganza nada remedia. Sólo conseguirá que aumente el número de sus enemigos que ya son bastantes. Yo acepto que se castigue con severidad cuando hay razón, pero no por odios atrasados”.

 

 

En 1936 el presidente Lázaro Cárdenas le permitió el regreso permanente a México. Dice Alarcón: “Maytorena regresó a su patria en 1936; residió algunas temporadas en Guaymas, otras en Hermosillo y la mayor parte del tiempo en la capital del país. Su objetivo principal en esos años fue la lucha por la devolución de los bienes incautados por el gobierno revolucionario”.

 

 

En 1938 la legislatura de Sonora lo reconoció como veterano de la Revolución. En 1943 el gobierno federal lo reconoce como general de División. El Senado le ratifica el grado hasta 1947. Maytorena falleció el 17 de enero de 1948 en la Ciudad de México.

 

 

En noviembre de 1950, el presidente Miguel Alemán ordenó que se le concediera a la testamentaría de Maytorena una indemnización de dos millones de pesos por daños y perjuicios por la intervención de los bienes, la cual debía pagarse con “predios urbanos y rústicos de propiedad nacional”. Termina Alarcón: “Su lucha incansable por reivindicarse como revolucionario, por la devolución de sus bienes y por el reconocimiento por parte de las autoridades extinguió una vida de combate. Algunos lo recordarán como el revolucionario que entró rico al movimiento revolucionario y salió pobre. La revolución no le había hecho justicia.”

 

 

Tampoco la política local le hizo justicia a un exgobernador revolucionario y maderista de origen. Ninguna calle ni avenida con el nombre de José María Maytorena, ni siquiera en Guaymas donde nació. Solo dos instituciones educativas—una hasta el 2008— lo recuerdan con su nombre en toda la geografía estatal. Dos gobernadores de Sonora: Rodolfo Elías Calles (1931-1935) y José María Maytorena (1911-1915). Dos biografías, dos destinos, los dos de Guaymas, con subidas, caídas, exilios y vidas intensas reflejo de la época que les tocó vivir: Los restos de Calles reposan en Hermosillo, los de Maytorena en la Ciudad de México.

 

bulmarop@gmail.com

 

 

REPUBLICADO EL 28/08/2020/AUTOR: BULMARO PACHECO MORENO

 

TEXTO ORIGINAL PUBLICADO EL 25/04/2017 EN VARIOS MEDIOS DIGITALES, PERO POR SU VALOR HISTÓRICO SE AGREGA AQUÍ. Gracias Lic. Bulmaro Pacheco Moreno. 

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