IRAK. — En el tercer y último día de una histórica visita a Irak, el papa Francisco se reunirá este domingo en Mosul con los cristianos, una de las comunidades que vivieron bajo la brutalidad del grupo Estado Islámico (EI). El principal acto hoy es la misa que el papa oficiará por la tarde en un estadio de Erbil ante miles de fieles.
La visita del papa a Mosul es muy simbólica. Hace años, cuando los yihadistas ganaban terreno, el papa ya dijo que estaba dispuesto a ir al lugar para dar consuelo a los desplazados y otras víctimas de la guerra.
El domingo recitará en esta ciudad una “oración por las víctimas de la guerra”, esos miles de yazidíes, cristianos y musulmanes asesinados por los yihadistas o caídos en combate para expulsarlos de Irak.
Siete años después, el sumo pontífice verá las ruinas dejadas por los yihadistas, que fueron derrotados en 2017.
En este país de 40 millones de habitantes, casi todos musulmanes, hay 400.000 cristianos, en comparación con los 1,5 millones de antes de la invasión estadounidense en 2003.
En Mosul, cuyo casco antiguo ha quedado reducido a un montón de escombros, el papa se reunirá con todas las comunidades cristianas, después de haber trasladado sus problemas a las autoridades de Bagdad.
El imponente dispositivo de seguridad desplegado para la visita del papa estará especialmente alerta durante la jornada.
Los pocos kilómetros que el papa hizo por carretera fueron en coches blindados. La mayor parte de los 1.445 km del itinerario emprendido el viernes los recorrió en avión o helicóptero para sobrevolar las zonas y evitar aquellas en las que todavía se esconden células yihadistas clandestinas.
Y todo ello en medio de un confinamiento total decretado hasta el lunes (día de su partida) para hacer frente a los contagios por covid-19 que están alcanzando récords en el país.
Después de Mosul, el jefe de los 1.300 millones de católicos del mundo irá a la emblemática localidad de Qaraqosh, más al este, donde se ha restaurado completamente la iglesia Al Tahira, a la que los yihadistas prendieron fuego.
El principal acto del domingo es la misa que el papa oficiará por la tarde en un estadio de Erbil ante miles de fieles.
Erbil es la capital del Kurdistán iraquí, que se considera un remanso de paz en un Medio Oriente destrozado por las guerras. La seguridad y sus infraestructuras son incluso mejores que en Bagdad o Mosul.
El papa podrá aprovechar la ocasión para conversar con algunos fieles y probablemente saludarlos desde el papamóvil, que por el momento no ha utilizado.
El principal acto del domingo es la misa que el papa oficiará por la tarde en un estadio de Erbil ante miles de fieles.
Erbil es la capital del Kurdistán iraquí, que se considera un remanso de paz en un Medio Oriente destrozado por las guerras. La seguridad y sus infraestructuras son incluso mejores que en Bagdad o Mosul.
El papa podrá aprovechar la ocasión para conversar con algunos fieles y probablemente saludarlos desde el papamóvil, que por el momento no ha utilizado.
Misa en Bagdad
Ante la iglesia de San José, en la capital iraquí, en presencia de algunos cristianos, se celebró la víspera la primera misa papal de la historia de Irak, primer auténtico encuentro entre el Santo Padre y sus fieles. Cada parroquia solo pudo enviar a trece fieles.
Un encuentro, no obstante, obstaculizado por las restricciones vinculadas al covid-19. Para la comunión, la repartición del vino y el pan bendito, el papa no se movió.
En su homilía, el papa Francisco evocó el amor, el poder de dar testimonio y la fuerza que hay que tener frente a las persecuciones.
(Publicada el 07/03/2021)