Científicos crean el primer mapa de la megafalla que podría devastar con el ‘Big One’ California, Oregon y Washington

ESTADOS UNIDOS. — Por décadas los científicos han advertido del potencial de la zona de subducción de Cascadia, una megafalla que recorre la costa desde el norte de la isla Vancouver hasta el cabo Mendocino, en California. La próxima vez que la falla — o incluso una parte de ella — se rompa, redefinirá la vida en Oregon, Washington y el norte de California.

 

 

Particularmente preocupan señales de terremotos masivos en la historia geológica de la región. Muchos investigadores han perseguido pistas del último ‘Big One’ o grande en español: un terremoto de magnitud 8.7 en 1700. Han reconstruido la historia del evento usando registros centenarios de tsunamis, historias orales de pueblos nativos, pruebas físicas en bosques fantasmas ahogados por agua salada y mapas limitados de la falla.

 

 

 

Pero nadie había cartografiado la estructura de la falla de forma exhaustiva, hasta ahora. Un estudio publicado este viernes en la revista Science Advances describe los datos recogidos durante un viaje de investigación de 41 días en el que una embarcación arrastró un cable de varias millas a lo largo de la falla para escuchar el fondo marino y construir una imagen.

 

 

El equipo completó un mapa detallado de más de 550 millas de la zona de subducción, hasta la frontera de Oregon y California.

 

 

Su trabajo permitirá a los creadores de modelos una mejor visión de los posibles impactos en la zona de un mega terremoto, término que se usa para un sismo que ocurre en la zona de subducción donde una placa tectónica se hunde bajo otra. Además ofrecerá un vistazo más cercano y localizado de los riesgos a las comunidades sobre la costa del noreste del Pacífico y podría redefinir los estándares de construcción antisísmicos.

 

 

“Es como tener unos lentes hechos con botellas de coca cola y después te los quitas, y tienes la prescripción correcta”, dijo Suzanne Carbotte, autora principal del estudio y geofísica marina y profesora de investigación en el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia. “Antes teníamos una visión muy borrosa y de baja resolución”.

 

 

Los científicos encontraron que la zona de subducción es mucho más compleja de lo que comprendían: está dividida en cuatro segmentos que los investigadores creen que podrían romperse de forma independiente o todos a la misma vez. Las partes tienen distintos tipos de rocas y sus características sísmicas, lo que significa que unas podrían ser más peligrosas que otras.

 

 

Los creadores de modelos de terremotos y tsunamis están empezando a evaluar cómo afectan los nuevos datos a los escenarios sísmicos del noroeste del Pacífico.

 

 

Kelin Wang, investigador científico del Servicio Geológico de Canadá que no participó en el estudio, explicó que su equipo, que se centra en el peligro de terremotos y el riesgo de tsunamis, ya está usando los datos para elaborar proyecciones.

 

 

 

“Su precisión y resolución no tienen precedentes. Se trata de un conjunto de datos asombroso”, afirma Wang, que también es profesor de la Universidad de Victoria, en la Columbia Británica. “Nos permite hacer un mejor trabajo al evaluar el riesgo y disponer de información para los códigos de construcción y la zonificación”.

 

 

Harold Tobin, coautor del artículo y director de la Red Sísmica del Noroeste del Pacífico, declaró que, aunque los datos ayudarán a afinar las proyecciones, no cambian una realidad difícil de digerir de la vida en el noroeste del Pacífico.

 

 

[Por qué el sismo de magnitud 4.8 con casi 30 réplicas no puso en peligro los rascacielos de Nueva York]

 

 

“Tenemos el potencial de que se produzcan terremotos y tsunamis tan grandes como los mayores que hemos experimentado en el planeta”, dijo Tobin, que también es profesor de la Universidad de Washington. “Cascadia parece capaz de generar uno de magnitud 9, o un poco más pequeño o más grande”.

 

 

Un terremoto tan potente podría causar sacudidas que duren unos cinco minutos y provocar olas de tsunami de hasta 80 pies de alto. Dañaría más de medio millón de edificios, según los documentos de planificación de emergencias.

 

 

Para mapear la zona de subducción, los investigadores realizaron imágenes sísmicas de fuentes activas en el mar, una técnica que envía sonido al fondo del océano y luego procesa los ecos que retornan. Este método suele utilizarse para la exploración de petróleo y gas.

 

 

Detrás del barco remolcaron un cable de más de nueve millas de longitud, denominado streamer, que utilizó 1,200 hidrófonos para captar los ecos de retorno.

 

 

 

“Esto nos da una imagen de cómo es el subsuelo”, explica Carbotte.

 

 

Observadores entrenados en mamíferos marinos alertaron a la tripulación de cualquier señal de ballenas u otros animales, pues el sonido que se genera con este tipo de tecnología puede ser perturbador y dañar a las criaturas marinas. Carbotte dijo que la nueva investigación aclara la posibilidad de que la totalidad de la falla de Cascadia no se rompa a la vez.

 

 

“El próximo terremoto que se produzca en Cascadia podría provocar la ruptura de uno solo de estos segmentos o la ruptura de todo el margen”, afirmó Carbotte, quien añadió que se cree que varios segmentos individuales son capaces de producir terremotos de, como mínimo, magnitud 8.

 

 

Durante el pasado siglo los científicos solo han observado cinco terremotos de magnitud 9.0 o más, todos ellos de gran magnitud como el que se ha previsto para la zona de subducción de Cascadia.

 

 

Los científicos han entendido lo que ocurrió en el último terremoto en la zona, en 1700, gracias a registros japoneses de un tsunami huérfano que no fue precedido por una sacudida allí.

 

 

“Se necesita un 8.7 para provocar un tsunami que llegue hasta Japón”, indicó Tobin.

 

 

La zona de subducción de Cascadia permanece hoy inquietantemente tranquila. En otras zonas de subducción, los científicos suelen observar terremotos pequeños frecuentemente, lo que facilita el mapeo del área, según Carbotte. Ese no es el caso aquí y los científicos tienen una serie de teorías de por qué sucede: Wang señaló que la zona podría estar más silenciosa en la medida de que la falla acumula estrés y podríamos estar llegando a la fecha límite.

 

 

 

“El intervalo recurrente para grandes eventos en esta zona de subducción es del orden de 500 años”, según Wang. “Es difícil saber cuándo ocurrirá exactamente, pero ciertamente si se compara con otras zona de subducción es un poco tarde”.

 

 

PUBLICADO EL 08 DE JUNIO DE 2024 Con información de Evan Bush – NBC News)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *